Andar en bicicleta hoy en día, no tiene el mismo sabor que se tenía en el Iquique de ayer. Hoy las tenemos de todas las formas, portes y diseños, gracias a la tecnología y en nuestra ciudad a la Zona Franca. La bicicleta es el juguete mas regalado para las Navidades de todas estas últimas Navidades. Ahora se debe usar casco codera y rodilleras incluso para un paseo dominical.
El tener una bicicleta nueva entre los años 50 al 60 en nuestra ciudad, era porque había cierto poder económico en el que la adquiría, casi todo el mundo se transportaba en este biciclo, que tiene un origen antiquísimo y pasó por todos los elemento sólidos de la naturaleza para ser usados en su confección. Eran los tiempos en que a estos vehículos, se le sacaba patente y permiso de circulación, los dueños debían andar con el padrón de esta ante un posible control policial.
Muchas de estas tenían luz blanca delantera y una roja trasera, cuya energía era producida por un dínamo, que iba pegado a la rueda delantera y al girar iba encendiendo las luces de menor a mayor, hasta que alcanzaban su grado máximo. La bicicleta se ponía pesada ya que el dínamo era como un obstáculo para que rodara la rueda delantera.
Eran los tiempos de las llamadas bicicletas de “paseo”,de hombres que tenían un fierro desde el sector del sillín o asiento, hasta la altura del “manubrio” que era y es para llevar la dirección. Y estaban las de “mujeres”, que no tenían ese fierro, muchas de ellas tenían un canastillo para poder llevar algunas cosas. Se podía llevar “pasajeros ¡ en una parilla que estaba ubicada sobre la rueda trasera. Estaban provistas de tapabarros trasero y delantero, y también en las bicicletas de hombre se transportaban personas sobre el fierro de las bicicletas de hombres. Los varones usaban un aparato en la basta para no ensuciarse con la grasa de la cadena o en su defecto un perro de ropa.
Las bicicletas deportivas se le llamaban de “pistas”, porque se pensaba que estaban confeccionadas para velódromos como el que había en el viejo Estadio municipal ante de la remodelación, no se pensaba en otros tipos de deportes, solo velocidad o fondo, nada de bicicross, o de pruebas de montañas.
El ciclista o la ciclista rea muy respetuosos de las normas del tránsito, circulaban por la derecha de la calzada con respecto a su posición y muy pegado a la acera. En la actualidad esa actitud desapareció, hoy por hoy el ciclista que no transgrede las normas del tránsito no es ciclista, para ellos no existen calles de subidas o bajadas, ni orientadas de Norte a Sur o viceversa. La vereda es una ciclo vía. Como regla casi general andan contra el tránsito, cruzan los pasos peatonales sobre ellas, arriesgando la piel y exponiendo a los conductores de vehículos motorizados de que los pasen a arrollar, y después, que explicación se le dará éste al Juez, cuando la imprudencia fue del ciclista.
Antes había cuando se podía, una bicicleta por familia y era usada por ek Jefe de Hogar para ir a su trabajo y cuando regresaba, a veces, no siempre la facilitaba, para que la usaran los familiares especialmente los hijos. Tenían dos sistemas de frenos, uno manual que iba en los extremos del manubrio donde se ubicaba n las manos, dos palanca que al petarse accionaban un especie de pastillas de goma, que hacían contacto cin la rueda delante y trasera para logra su detención. Y estaban las que frenaban contra pedal, al irse desplazando se pedaleaba hacia atrás y la bicicleta paraba en seco, había que ser hábil para no caerse-
Pero lo mejor eran las “chanchas”, las que tenían solo el marco los pedales y las ruedas y que para frenar había que ponerle la planta del pie a la rueda delantera, eran las más populares y la que predominaban en el parque ciclístico de la ciudad. Esas se adquirían de ocasión. Las iononitas con todo sus accesorios eran adquiridas por los pudientes de la ciudad en la casa Antonijevic o en Rossi y Sfrasani.
También con el intercambio Iquique – Oruro, llegaron las famosas Hércules.
Cuando en un barrio había algún dueño de bicicleta, se juntaban los “mataperros” como le decían las señoras a los jóvenes del sector y se turnaban para dar una vuelta por una o dos cuadras. Si el dueño no era tu amigo, “cagaste te mando saludos” no mas.
Había que subirse con la bicicleta andando, estp era, poniendo el pie izquierdo en el pedal izquierdo, avanzar dándose impulso y levantar la pierna derecha por sobre el sillín, motarse en él, poner el otro pie en el otro pedal y salir pedaleando, para bajarse se hacía lo inverso, se levantaba la pierna con la bicicleta andando, se equilibraba sobre la izquierda y se paraba.
Se arrendaban bicicletas en varios talleres, hay uno que se ha aferrado al tiempo, “El Ciclista”, en Bulnes antes de llegar a Ramírez.
Ojo, el paseo Baquedano parece una ciclo vía
Andar en bicicleta era y es un “arte”.
El tener una bicicleta nueva entre los años 50 al 60 en nuestra ciudad, era porque había cierto poder económico en el que la adquiría, casi todo el mundo se transportaba en este biciclo, que tiene un origen antiquísimo y pasó por todos los elemento sólidos de la naturaleza para ser usados en su confección. Eran los tiempos en que a estos vehículos, se le sacaba patente y permiso de circulación, los dueños debían andar con el padrón de esta ante un posible control policial.
Muchas de estas tenían luz blanca delantera y una roja trasera, cuya energía era producida por un dínamo, que iba pegado a la rueda delantera y al girar iba encendiendo las luces de menor a mayor, hasta que alcanzaban su grado máximo. La bicicleta se ponía pesada ya que el dínamo era como un obstáculo para que rodara la rueda delantera.
Eran los tiempos de las llamadas bicicletas de “paseo”,de hombres que tenían un fierro desde el sector del sillín o asiento, hasta la altura del “manubrio” que era y es para llevar la dirección. Y estaban las de “mujeres”, que no tenían ese fierro, muchas de ellas tenían un canastillo para poder llevar algunas cosas. Se podía llevar “pasajeros ¡ en una parilla que estaba ubicada sobre la rueda trasera. Estaban provistas de tapabarros trasero y delantero, y también en las bicicletas de hombre se transportaban personas sobre el fierro de las bicicletas de hombres. Los varones usaban un aparato en la basta para no ensuciarse con la grasa de la cadena o en su defecto un perro de ropa.
Las bicicletas deportivas se le llamaban de “pistas”, porque se pensaba que estaban confeccionadas para velódromos como el que había en el viejo Estadio municipal ante de la remodelación, no se pensaba en otros tipos de deportes, solo velocidad o fondo, nada de bicicross, o de pruebas de montañas.
El ciclista o la ciclista rea muy respetuosos de las normas del tránsito, circulaban por la derecha de la calzada con respecto a su posición y muy pegado a la acera. En la actualidad esa actitud desapareció, hoy por hoy el ciclista que no transgrede las normas del tránsito no es ciclista, para ellos no existen calles de subidas o bajadas, ni orientadas de Norte a Sur o viceversa. La vereda es una ciclo vía. Como regla casi general andan contra el tránsito, cruzan los pasos peatonales sobre ellas, arriesgando la piel y exponiendo a los conductores de vehículos motorizados de que los pasen a arrollar, y después, que explicación se le dará éste al Juez, cuando la imprudencia fue del ciclista.
Antes había cuando se podía, una bicicleta por familia y era usada por ek Jefe de Hogar para ir a su trabajo y cuando regresaba, a veces, no siempre la facilitaba, para que la usaran los familiares especialmente los hijos. Tenían dos sistemas de frenos, uno manual que iba en los extremos del manubrio donde se ubicaba n las manos, dos palanca que al petarse accionaban un especie de pastillas de goma, que hacían contacto cin la rueda delante y trasera para logra su detención. Y estaban las que frenaban contra pedal, al irse desplazando se pedaleaba hacia atrás y la bicicleta paraba en seco, había que ser hábil para no caerse-
Pero lo mejor eran las “chanchas”, las que tenían solo el marco los pedales y las ruedas y que para frenar había que ponerle la planta del pie a la rueda delantera, eran las más populares y la que predominaban en el parque ciclístico de la ciudad. Esas se adquirían de ocasión. Las iononitas con todo sus accesorios eran adquiridas por los pudientes de la ciudad en la casa Antonijevic o en Rossi y Sfrasani.
También con el intercambio Iquique – Oruro, llegaron las famosas Hércules.
Cuando en un barrio había algún dueño de bicicleta, se juntaban los “mataperros” como le decían las señoras a los jóvenes del sector y se turnaban para dar una vuelta por una o dos cuadras. Si el dueño no era tu amigo, “cagaste te mando saludos” no mas.
Había que subirse con la bicicleta andando, estp era, poniendo el pie izquierdo en el pedal izquierdo, avanzar dándose impulso y levantar la pierna derecha por sobre el sillín, motarse en él, poner el otro pie en el otro pedal y salir pedaleando, para bajarse se hacía lo inverso, se levantaba la pierna con la bicicleta andando, se equilibraba sobre la izquierda y se paraba.
Se arrendaban bicicletas en varios talleres, hay uno que se ha aferrado al tiempo, “El Ciclista”, en Bulnes antes de llegar a Ramírez.
Ojo, el paseo Baquedano parece una ciclo vía
Andar en bicicleta era y es un “arte”.