Los llamados Juegos Populares se desarrollaban en todos los barrios de la ciudad, se encumbraban volantines de papel y con hilo del cero. Los más gallos los encumbraban “chupete” sin cola y los “maticos” con cola para que quedara estático y no se le fuera a pique. En esos tiempos la para militar era los días 18, no se quienes tenían a cargo la producción, así se dice ahora, de los Juegos Populares en los diversos “Barrios”, recuerdo que una vez en Cavancha, se instaló un Rin y hubo boxeo, también cantó Ester Soré, conocida como “La Negra Linda”, que incluso le dedicó la tonada “Matas de Arrayán Florido” a mi hermano “Pepino”.
En esos tiempos ir al recinto de la Ramadas, era un paseo familiar, era para ir a divertirse con los amigos, no había chicha, se bailaba cueca a los compases de Adriana Medina y Los Corraleros, O las Cuecas del “tiznado” Carlos Henríquez, que cantaba entre muchas ”Cochero Pare” y “Arrechúnchamelo”
Ahora ir es un peligro asistir en buena, se arriesga la piel o hay que ir vestido de Samurai. Los premios de las lotas ya no son la bota de vino y el tarro de duraznos. Son premios Zofri. Los Juegos Populares se mantienen en algunos Barrios que se resisten a perder sus tradiciones, los volantines son de plástico Made In Taiwán, a prueba de tonto, no se mueven ni por si acaso, ya ni viento hay en Septiembre, se murió el Huaso Cantor, la Cueca es impuesta por Decreto Ley, ya no es el sentir del Pueblo, es un decreto, murió como Manifestación Popular, es Oficial. Hasta el Refrán Popular: “Todo Cambia, menos la Cueca, ya no tiene vigencia, porque para que Bailen los que han aprendido en los Clubes de Cueca, tiene que ser una cueca de 48 compases, porque si se toca una de 52, los niños se pierden y el Conjunto que la cantó o es malo o muy antiguo. Uno de los Deportes Nacionales era encumbrar Volantines y echar comisiones, ahora son los campeonatos de Cueca, que ven desde la Sala Cuna, hasta los viejitos en silla de ruedas. GRACIAS CLUBES DE CUECA Y SU FEDERACION
Era tradicional la “Mañana Criolla”, que trataron de revitalizar una agrupación en los últimos años, pero no prendió, son otros los estímulos, se murió Andrés Daniels y se enfermó el Gato Alvarez, viejos tercios de las Tradiciones Iquiqueñas través del Centro Hijos de Iquique.
Y así se han muerto muchas tradiciones, bueno. TODO CAMBIA MENOS LA CUECA
La cueca se niega a morir.
Pese a su rigidización por los clubes de cueca y su mecanización producto de los campeonatos, hay formas tradicionales y puras que luchan por mantenerse, y al parecer no les va mal en la batalla. En Concepción , Santiago y Valparaíso, la llamada cueca "brava" o cueca "chora" goza de buena salud. Se ha formado un pequeño, pero entusiasta, grupo de jóvenes que se han nutrido de las enseñanzas de los maestros aún vivos de esta expresión popular y urbana.
Hace algunos días tuve la suerte de conocer al Boris "pandero"; profesor de Filosofía de la Universidad de Concepción, pero por sobre todo cuequero de corazón y vida. Es oriundo de Concepción, pero se crió en Santiago y fue discípulo del mismisimo Pepe Fuentes. Literalmente creció al lado de los grandes de la cueca brava santiaguina -se define el mismo como un chilenero-, Nano Nuñez, Rabanito, etc. A través de él me he ido informando de un creciente interés de jóvenes por cultivar la cueca de burdeles y noches eternas en estación central y lugares aledaños. Si bien muchos de ellos sólo logran hacer una buena imitación, sin acercarse siquiera a la verdadera forma de vida de la bohemia cuequera, no es menos cierto que la posibilidad de replicar la temática, el estilo y la poesía de aquella música, se agradece -por lo demás, no se les puede pedir otra cosa- y hace prever que en algunos años más dejaremos por fin de escuchar la consentida y el guatón loyola, como si en Chile no existieran otras y mejores cuecas... Aquí por lo menos la cueca tiene vida.